**El amante, Alon:**

Allí donde no existe el ruido de los gritos de dolor.

Allí donde dos amantes se unen en uno sólo.

Sin entender sus perjuicios y su eterna libertad

y su sola vida sin entender que son sólo uno.

Allí donde viven la arena seca sin una gota de dolor que condene al mundo.

Allí donde tan sólo existe el amor.

Allí donde está el dulce aliento de la muerte.

Allí dónde sólo nace vida alrededor.

Dulce es el paraíso olvidado,

entre escritos de un poeta,

que llora con sus lágrimas

este amor y los delirios del mundo.

Que dulce se recuerda un día feliz,

pero que dolor recordar un día vencido,

por la muerte y la propia maldad,

ascendiendo como un pétalo marchito.

Que profundo es el dolor al olvidar lo que amamos

por un segundo, de repente, resurgen los recuerdos.

En una flor marchita y olvidada en un campo.

Al sentir un ángel caído,

tan blanco y profundo,

la verdad de mis palabras

se convierten en fuego.

Bellos somos desconcertados por el dolor

y esperamos hasta encontrarnos con nuestro aliento.

Para que el destino resurja en un amanecer.

¿Condenarán las manos?

¿Harán pedazos esa  libertad que tanto anhelamos?.

La noche envuelve nuestros cuerpos,

nos hace esclavos de la locura.

**Por siguiente, vamos a escuchar la conversación de los amantes y  mis consejos ante está situación:**

_Al oír sus palabras yo le contesté, al pobre amante:_

¡Que historia más bonita! Y a la vez se convierte en una tristeza

que llega al alma.

Debe derramarse sólo una lágrima y luchar por el amor que ha surgido entre

sentimientos puros.

Debeís seguir vuestras propias voces y olvidar lo que os condena.

_Dijo el amante al oír mi sabio consejo:_

 ¡Qué difícil es seguir tus propios deseos y tus sueños!

Porque el dolor es lo que no te deja avanzar

y te hace desvanecerte dentro de una tormenta.

No sabemos como seguir, porque los fuertes aires

 nos llevan y nos separan.

_Al oír esto,  Liliana se enterneció:_

 ¡Condenan al mundo con guerras! ¿Por qué no nos van a condenarnos a nosotros?.

Le gusta destrozar con su poder lo claro y lo profundo.

Nosotros somos sangre olvidada en sus manos.

Sólo quieren someternos,

nuestros sentimientos se vaporizan en sus manos.

_Contestó él con ojos llorosos:_

¡Tú eres lluvia y aire fresco!.

Por ello, los  ahogaremos en nuestro torrente de agua fresca

que se irá deslizando en sus mentes,

para convertir el odio en compasión.

_Al oír esto con efusión le contestó ella:_

 Sus llantos se escucharán por todos sus prejuicios.

Sus gritos se oirán al recordar nuestros nombres

con desesperación en sus mentes por el mal desatado.

Moriremos si no nos escapamos de ellos.

_Al oír su conversación desde detrás de ellos, sentí su sufrimiento y me conmovió._

_Le susurré lo siguiente:_

Los asesinos son vuestras  propias circunstancias.

Debéis huir sin recordar este hogar maldito y a la vez hermoso.

No miréis atrás sólo volar a un lugar desconocido.

**La sirvienta de la joven era una vieja amiga de infancia y me contó toda la historia y yo reconocí a mis dos amantes en su narración. Yo era una humilde tabernera y también la consejera de almas destrozadas como la de ellos dos. Ella me contó lo siguiente:**

Yo limpié sus lágrimas y le consolé,

pero ella siguió deseando morir.

Le contó cómo las manos de él se despegaron de las de ella,

al entrar en su escondite la guardia de su padre,

un grupo llamado “La escarcha helada”.

El era de esos caballeros, pero cometió un error al enamorarse de mí.

Ella se derrumbó a mis pies y luego huyó al bosque depositando en mi

esta carta.

(Entonces la sirvienta me dio la carta, cumpliendo el deseo de la joven Liliana,

entonces yo comprendí que debía entregársela al joven enamorado Alon. )

**Yo le entregué la carta Alon en la mazmorra del “Castillo Alado”,**

**me hice pasar por su confesor:**

Su cuerpo estaba herido,

pero su corazón seguía vivo,

al ver la carta su rostro demacrado mejoró.

Su sonrisa le iluminó la cara marchita.

me acerqué a su oído,

━Ábrela al anochecer ━le dije en un susurro.

Me sentí renacido por ayudarlos,

pero la tristeza me envolvió al enterarme

que el padre le asesinó en la noche.

Al descubrir la llave en su mano

y la nota de su hija escondida cerca en su pecho.

Que decía:

“reúnete conmigo en el árbol seco,

cerca del camino enpendrado,

donde nos conocimos”.

De su hija jamás se supo,

porque nunca apareció en el lugar acordado

y tampoco su cuerpo.

Dicen que se convirtió en la sombra de su padre

para atormentarlo.

_Pero lo que yo creo es que:_

“Ella murió y ahora es el árbol machito

que sólo florecerá si el cuerpo de su amado

vuelve a ella para alimentar a sus ramas podridas.”