Las hojas del camino, llenan el espacio con sus rojos silbidos que rebotan contra la gran montaña, las cuales cae derrotada ante los ojos vidriosos de un perro que espera un trozo de pan detrás de su espalda, sorprendiéndome al comprobar que está ahí, ese trozo, esperándolo en esa tierra manchada de moho.

Entonces, los destellos de una luz le impactan, parece ser un hombre corriendo lleno de purpurina blanca, resulta conmovedor, porque su piel reluce como un fantasma en la noche, solo sabe él su verdad, pero la cuestión es que saca de un terrible sueño a un conductor que en ese momento pasa por el camino retumbando en la solitaria oscuridad.

Este suceso hace que abra los ojos y que ellos se detengan en un único parpadeo y por un momento, le hace sentir vivo. Entonces, para el coche, en ese instante, abre la puerta y sale esperando encontrarle, pero solo encuentra un viento que cae en su vieja cara raída por el tiempo y eso le hace recordar su vida…envuelta de monotonía y cubierta de esa espera interminable que le haga despertar.