La mujer alimaña

muerde y destripa mis emociones,

y su voz estridente choca

 al retumbar en mi cabeza,

y con su frialdad se enreda

en mis sensaciones. 

Luego se destruye dentro del espejismo

de la vida forjando una rosca

que rueda en un universo capitalista,

donde impera más el resultado

que la propia empatía

de volver a ser humano.