El agua cristalina

brotaba del corazón de una montaña que rugía.

Sus pulmones deslizaban por el agua

a las galerías

que  formaban pequeñas grietas

y donde transportaban  las  pequeñas sales

durante años,

hasta transformar sus pequeños hijos

en estalagmitas.

 Los cazadores de almas  residen ahí.

 Su poder brota de sus  manos

dominando el agua que corre en la oscura morada,

donde reside la fuerza de su poder.

La caza de brujos es un modo de robar el espíritu

de la magia, el cual  se desvanece al anochecer.

No temen a la muerte , ellos son la muerte

y sus actos son dominados por ella.

Su alimento son las almas

que roban de cuerpos inocentes al caer el sol,

 por ello deben de matar,

para que la muerte no les lleve a ellos.

Corría entre los altos valles

huyendo de las sombras que me perseguían,

solo estaba yo y mi miedo.

Sabía que venían a por mí

eran los cazadores de brujos

que me querían por mis visiones.

Mis ensueños fueron robados

mientras me llamaban en mis sueños.

Mis manos temblaban

como si mi magia se desvaneció.

Los árboles parecían gigantes tras ser invadidos

por la oscuridad de la madre noche,

 buscando a su compañera que es la luna, su fiel hija.

La cual  ilumina con su luz mortecina

ofreciendo un ambiente de tensión,

el cual hacia que mi corazón latiera con más intensidad.

Miré hacia atrás y solo vi oscuridad,

pero yo seguía corriendo

hasta que algo me cogió.

Miré a sus ojos los cuales me atraparon

hasta convertirme  en una alma sin cuerpo

y apareció un  rojo destello, se metió en él.

Yo vagué por el inmenso bosque,

buscando mi lugar  y hasta que al fin encontré un árbol marchito

me adentre en su cuerpo seco,

haciendo florecer sus secas ramas

me sentí viva otra vez.