La mujer alimaña
La mujer alimaña
muerde y destripa mis emociones,
y su voz estridente choca
al retumbar en mi cabeza,
y con su frialdad se enreda
en mis sensaciones.
El agua detrás de una sonrisa
La Rambla estaba repleta de puestos de librerías y puestos de rosas. Yo andaba entre millones de cabezas, rodeándome de un calor asfixiante, de repente, vi la sonrisa de un chico que parecía igual de perdido que yo, nos observamos mientras nos movían la marabunta de gente que al mismo tiempo nos separaban. Él quería romper esa barrera entre nosotros, nuestras miradas decían todo y a la vez nada.
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